Se empezará a poner de manifiesto un hecho social que sería imparable: el ascenso y creciente fuerza de la burguesía, una clase que había ido adquiriendo un poder económico que no se correspondía con el poder político y social que las viejas monarquías de Europa le asignaban. Hasta la Revolución industrial las diferencias sociales habían estado patentes en el vestido, tanto de los hombres como de las mujeres.
Paulativamente, vamos a asistir a una democratización del vestido y será esta prenda, el frac, un claro ejemplo de ello y la burguesía se convertirá en su nuevo cliente. Al tratarse de una clase trabajadora exige trajes sencillos de llevar y de mantener, busca, por lo tanto, un traje que fuera práctico, ligero y fácil de vestir, frente al traje que vestía la aristocracia que era predominantemente decorativo, pesado, muy complejo y suntuoso.
La utilización del frac quedó definitivamente establecida a principios del S.XIX, momento en el que se generalizó el sombrero de copa y los grandes corbatines al cuello. Y tras la caída de Napoleón, "el frac y el pantalón" será el traje de todo ciudadano, independientemente sea su clase social.
El frac es una prenda que ha pervivido hasta nuestros días. En la actualidad se ha quedado solamente en los Trajes de Etiqueta y cuenta con una serie de normas establecidas, de según la hora del día, el tipo de acto y la solemnidad del mismo.
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Retrato de Don Pedro Duque de Osuna. Goya |
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Retrato de Don Francisco de Borja Tellez Giron, 1816 |
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